No es un pecorino o una caciotta, sino un queso hecho con una receta compuesta de leche de vaca y oveja, luego modelada en una forma poco convencional para quesos. Esta forma recuerda a los “bozze” de toba que se usaban generalmente en los años 60/70 para la construcción de edificios rurales, en algunas zonas de la Toscana, de esta forma y tamaño típicos también proviene el nombre de este queso. Más allá de la forma, lo que sorprende es su degustación, ya que es un queso que nunca cansa, muy sabroso y apetitoso, apto para cualquier momento de la comida, pero también como aperitivo.
Tras su elaboración finaliza su periodo de maduración en nuestras cuevas que le confieren el carácter ideal para ser apreciado junto a amigos, en torno a una mesa, frente a una buena copa de vino tinto, precisamente del pensamiento con el que nació.
La corteza NO es comestible, por lo que no se puede comer.
Forma: paralelepípedo de base cuadrada con esquinas redondeadas.
Aspecto externo: corteza de grosor medio, grasienta y tratada con aceite y vinagre.
Aspecto interno: Pasta semidura, compacta y quebradiza, los agujeros son finos.
Olor: mantequilla derretida láctica, heno vegetal, vellón limpio animal, y una nota de frutos secos
Gusto: dulce medio-bajo, salado medio-alto, una ligera acidez.
Combinaciones gastronómicas: fantástico cortado en cubos para un aperitivo
Maridajes: vino blanco estructurado, tinto de estructura media.
VALORES NUTRICIONALES MEDIOS por 100 g de producto:
Valor energético KJ 1474 – kcal 356
Grasa 30,02 g
de los cuales 17,85 g de ácidos grasos saturados
Carbohidratos 0,6 g
de los cuales azúcares 0,6 g
Proteínas 21,34 g
Sal 1,97 g
